¡Ave! Si quieres emprender este camino como gladiador, debes saber que solo es para corazones valerosos. Pero, si crees que posees el coraje necesario, te abriremos las puertas del legendario Coliseo de Roma para poner a prueba tu fuerza y honor. Allí, bajo el velo oscuro de la noche, la fortuna decidirá quién nació para la gloria y quién para sucumbir a la derrota. ¿Responderás a la llamada del destino en la arena más famosa del imperio o pasarás tus días lamentándote por tu cobardía?
Qué harás
Sentirás la arena entre tus dedos, el peso de la armadura sobre tus hombros y cómo la adrenalina recorre tu cuerpo. Escucharás los ecos de los gladiadores del pasado en las galerías subterráneas del Coliseo y el inconfundible tañido de sus espadas en el centro del anfiteatro. Verás el reflejo de la luna sobre la piedra de travertino a través del sudor que gotea por tu frente. Te convertirás en gladiador.
Un acaudalado mecenas se ha prestado voluntario para acompañarte en el que podría ser el momento más decisivo de tu fugaz existencia. Como todos sabemos, lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad.
• Tu benefactor se reunirá contigo en el Coliseo al atardecer y te conducirá a su interior. Puede que la fortuna te acompañe hasta la victoria o que muerdas el polvo, pero has de saber que te llevarás contigo una imagen digna de los dioses: el recuerdo de un Coliseo iluminado por la luz de las velas.
• Desciende al hipogeo, las cámaras subterráneas donde los gladiadores se preparan para el combate. Allí pondrás enfundarte la armadura que mejor refleje el tipo de gladiador que eres: murmillo, tracio, provocador, retiarius o contrarete. Deja que la prudencia guíe tu elección.
• Recorre las entrañas laberínticas del Coliseo bajo la luz de las antorchas y pisa el suelo sobre el que Máximo y un sinfín de guerreros marcharon antes que tú. Reflexiona sobre su destino y el tuyo mientras sigues los pasos de estos héroes legendarios.
• Presencia un emocionante duelo de gladiadores curtidos en el combate que se batirán en tu honor y saborea una sinfonía de golpes de espada y escudos. Tú serás el siguiente en luchar, así que estudia bien sus movimientos.
• Deléitate con un festín de uvas, granadas, almendras y nueces, pero recuerda que eres un gladiador, no un emperador, ¡así que no te dejes llevar por la glotonería! Los excesos pueden nublarte los sentidos y ralentizar tus reflejos.
• Practica el arte de la lucha de gladiadores y pon a prueba tu temple al enfrentarte a otros guerreros. Un summa rudis será el árbitro que decidirá tu destino. Si la fortuna te acompaña y su pulgar muestra clemencia, saborearás las mieles de la gloria y pasarás a la historia de los gladiadores que han conocido la victoria desde tiempos inmemoriales. La suerte está echada.
Otros aspectos destacables
El Coliseo es un lugar de combate. Aquí no se viene a descansar. El emperador ha decretado personalmente que ningún gladiador ha de pernoctar en sus estancias.
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